Por Marina Sánchez Picazo – Neuropsicóloga de EntreÁlamos
El progreso del deterioro cognitivo. En busca de las emociones perdidas
En los tiempos que corren, aumentan progresivamente los diagnósticos de demencia, así como la búsqueda de soluciones científicas para frenar y adaptarnos al curso de esta patología. Sin embargo, mientras llegan estos conocimientos, resulta interesante conocer más sobre este proceso degenerativo y sobre las intervenciones actuales que nos permiten acercarnos a estas personas, para calmar su neblina interior y aun en este proceso crónico, conectar con ellos de la forma más humana y profunda posible. A medida que envejecemos, son protagonistas habituales (y naturales) el enlentecimiento cerebral y las modificaciones en las capacidades sensoriales (pérdida auditiva, visual…) y cognitivas (memoria, atención, percepción…). Pero cuando estos cambios se hacen más evidentes y persistentes, y progresivamente aumenta la dependencia en las distintas actividades de la vida diaria (vestirse, comer, cocinar…), hablamos del traspaso entre el deterioro cognitivo leve hacia los cuadros demenciales.
La enfermedad de Alzheimer, es la patología neurodegenerativa crónica más frecuente en la vejez, caracterizada clínicamente por el deterioro progresivo de múltiples procesos cognitivos, entre los que destaca la precoz alteración de la memoria.
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Sin embargo, a pesar de la pérdida de memoria y por tanto, la dificultad que presentan estas personas para recordar las nuevas situaciones y experiencias vividas, cada momento marca profundamente su estado emocional y anímico.
Un estudio reciente de Guzmán-Vélez y cols., (2014) demuestra precisamente que los pacientes de Alzheimer son capaces de sentir y experimentar emociones, así como que las emociones pueden persistir durante largos periodos de tiempo independientemente de recordar o no la experiencia que las causó.
Este estudio se llevó a cabo mediante un sencillo experimento. Distintas personas con Alzheimer vieron o bien una película de contenido alegre u otra de contenido triste. Tras media hora desde la visualización, analizaron sus estados emocionales, y descubrieron que aunque no podían recordar ningún detalle de la película vista, su estado emocional concordaba con el fragmento que vieron anteriormente; ¡estaban felices o tristes aun sin poder recordar el por qué!
Además, descubrieron que los participantes que vieron los fragmentos tristes, fueron los que más tiempo se estabilizaron en dicho estado de tristeza. Esto es porque las emociones negativas son por naturaleza de más difícil manejo que las emociones positivas. Para salir de un estado de tristeza, es necesario ser consciente del motivo que te llevó a sentirla. Si no recuerdas la causa de origen, la frustración aumenta y prolonga esta emoción.
Estos resultados se pueden extrapolar en una importante moraleja. A pesar de que estas personas no son capaces de recordar momentos específicos de alta valencia emocional (positiva o negativa) como el cariño impregnado en un abrazo, una contestación injustificadamente brusca o la visita de un familiar cercano, estas vivencias crearán una huella emocional duradera.
Diversos estudios predicen que la incidencia de las distintas demencias crecerá para el futuro; de ahí, la importancia de seleccionar caminos de intervención dirigidos a mantener el estado cognitivo, emocional y anímico así como de promover su calidad de vida y de bienestar.
Una de las terapias no farmacológicas que aumenta el estado afectivo positivo es la musicoterapia. Los pacientes con demencia llegan a perder la orientación tanto en el espacio y tiempo como en sí mismos, situación que desencadena gran confusión y desesperanza. Escuchar una canción que resulta familiar despierta emociones y recuerdos del pasado, potenciando de esta forma el sentimiento tan importante de identidad y seguridad personal. A pesar del avance y deterioro cognitivo sufrido por algunas personas con demencia, su memoria musical se mantiene activa. Pueden haber perdido la capacidad de comunicarse a través del lenguaje, y sin embargo, ser capaces de reproducir la letra de una canción a la perfección.
”La musicoterapia ofrece escucha y estímulo, descarga y contención, evocación y canalización de sentimientos mediante un lenguaje simbólico, profundo e inmediato”. Esto provoca un estado de ánimo positivo en las personas con Alzheimer, mejora estados ansioso-depresivos y, favorece la interacción no sólo durante la experiencia musical, sino que mantiene estados de felicidad, identidad y familiaridad incluso después de la sesión.
Estas personas tienen una gran necesidad de expresar sus emociones y sentimientos, proceso dificultoso en demencias avanzadas. Por tanto resulta de gran interés mantener espacios terapéuticos que estimulen y validen su aparición y expresión.
La estimulación sensorial es otra de las terapias no farmacológicas utilizada en demencias más avanzadas que la mejora afectividad y la conexión con el entorno.
Mediante la exposición multisensorial (visual, auditiva, táctil, olfativa…) a distintos estímulos (de forma pasiva o activa, según los aspectos físicos y psicosociales de cada persona), se trata de crear un espacio en el que poder expresarse, reencontrarse y relajarse. Hay veces en que un olor trae a la memoria recuerdos de forma muy vívida, sintiendo como si se abriera una caja y comenzara a volar todo aquello que se percibió en ese momento con cada uno nuestros sentidos, desde un roce o una mirada hasta el calor del calefactor de un frio invierno. Esas pequeñas cosas se mantienen vivas a través de nuestros sentidos, y traen consigo una fuerte sensación de reconforte, paz y tranquilidad.
Los crecientes estudios realizados en el ámbito emocional y cognitivo mencionados en este artículo conllevan un gran impacto en la forma en que debemos acercarnos a estas personas. Hay que eliminar situaciones que puedan provocar frustración y confusión, tristeza injustificada, o incluso miedo ante la interacción. Favoreceremos sus sentimientos de bienestar y con ello, su calidad de vida mediante la simple búsqueda emocional positiva en contactos rutinarios, propiciando espacios que potencien la expresión emocional que expandan su alegría y asienten su identidad personal.
¡ CADA PALABRA, CADA GESTO Y CADA MIRADA CUENTA!
Bibliografía:
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Díaz-Mardomingo, M. C., García-Herranz, S., y Peraita-Adrados, H. (2010). Detección precoz del deterioro cognitivo leve y conversión a la enfermedad de Alzheimer: Un estudio longitudinal de casos. Psicogeriatra, 2, 105-111.
García Valverde, E. Guía de orientación de la musicoterapia en personas con demencia. (2014). Instituto de Mayores y Servicios Sociales (IMSERSO)
Guzmán-Vélez, E., Feinstein, J. S., & Tranel, D. (2014). Feelings without memory in Alzheimer disease. Cognitive and behavioral neurology, 27(3), 117-129.
Jurado, MA., Mataró, M., Pueyo, R. (2013). Neuropsicología de las enfermedades neurodegenerativas. Síntesis.
Nitrini, R., Dozzi Brucki S. M. (2012). Demencia: definición y clasificación. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, 1(12), 75-98.
BUen post!